Mucho se ha escrito, a lo largo del tiempo, sobre Génesis 1:26 y sus implicaciones trinitarias. Usualmente ha sido un texto abusado por uno u otro lado de los comunes debates sobre Creación, Trinidad y Angeleología. Hoy por hoy, hay al menos seis interpretaciones usadas sobre la naturaleza del plural “hagamos” [1]. Como mínimo, esto funciona como un indicador de la compleja condición en la que nos encontramos a la hora de hacer una exégesis responsable sobre este pasaje. Sin embargo, el lector debería tranquilizarse al saber que aquí no se pretende un proyecto tan ambicioso como darle el punto final a ese debate.
Como el título indica, aquí solo nos corresponderá entablar un diálogo hermenéutico-teológico sobre las implicaciones de Génesis 1:26 a la Trinidad. Básicamente, este texto gozó de reconocimiento entre algunos Padres de la Iglesia como indicador de Cristo [2]. A su vez, Ireneo incluyó al Espíritu Santo en el plural [3]. Parece que Tertuliano y Teófilo de Antioquía también se unieron a la interpretación cristiana primitiva de Génesis 1:26 como indicador de la Trinidad [4]. A pesar de esto, en la academia moderna ha surgido cierto rechazo a la lectura clásica de este verso. Este rechazo ha surgido, especialmente, entre eruditos católicos romanos y protestantes [5].
Por otro lado, es claro que este pasaje no enseña la Trinidad de forma explícita, y si lo hace, solo podría preguntarse “¿Cómo?”. Un problema para la exégesis trinitaria ya resuena en los pasillos del reformador Juan Calvino, cuando escribe: “el argumento que los cristianos sacan de este pasaje para la doctrina de las tres Personas en la Divinidad no es, me temo, suficientemente firme” [6]. Curiosamente, la solución de Calvino no es mejor que su alternativa rechazada por la simple razón que coquetea con la ontología mitológica subyacente de la proximidad divino-humana, propia de los impulsos básicos anti-monoteístas [7]. Pero no es necesario que un texto hable de forma explícita de un concepto para mantenerlo de forma subconceptual o implícita.
A la luz de lo acérrimo del debate, se augura que no habrá un cese al fuego pronto. A pesar de esto, ciertamente se encuentra que hay hipótesis interpretativas que son más improbables que la trinitaria. Por ejemplo, el plural mayestático, de deliberación. Primero, abordemos la interpretación del plural mayestático.
Básicamente, cuando se habla de plural mayestático se quiere decir que Dios habla consigo mismo y sobre sí, especialmente como una referencia a un uso honorífico de una identidad. Esta interpretación ha sido usada por el unicitario Julio Clavijo. Pero realmente, en Génesis 1:26, esta es una interpretación altamente improbable. Y hay varias razones para ello, de las cuales esbozaré unas cuantas aquí:
1. La construcción del plural de majestad aparece principalmente en sustantivos (’ĕ·lō·hîm; Elohim), aunque también puede ser en adjetivos nominalizados (Prov. 9:10) o incluso en participios (Is. 54:5; “hacedor”, lit. hacedores). Sin embargo, es complejo que aparezca en simples formas verbales, como es el caso en Génesis 1:26 debido a la naturaleza semántica propia de este tipo de plural.
2. No hay ejemplos en el hebreo bíblico para un plural mayestático (o de majestad) en pronombres o verbos (Beckman, 146). Osadamente algunos eruditos han propuesto al verso en cuestión, 1:26, para señalar esta forma verbal. Pero hay muchos problemas semíticos y contextuales comparativos con esta postura [9].
3. A pesar de lo anterior, la forma del plural de majestad es muy escasa en el lenguaje, y solo funciona bajo dos fenómenos: (a) Plural de excelencia o intensidad, es decir, sustantivos en forma plural que denotan un referente singular de particular importancia o al que se debe un honor particular [10]. La mayoría de los casos de este uso bíblico se refieren al Dios de Israel, principalmente la forma 'Elohim' (2,603 apariciones en la Biblia), pero también “el Santo” (p. Ej., Prov. 9.10), “Señor” (p. Ej., Deut. 10.17), y “mi Señor” (425 apariciones en la Biblia). Las formas que se refieren a seres humanos incluyen "señor" (por ejemplo, 1 Reyes 1:43) y "maestro" (por ejemplo, Isa. 1.3), principalmente en las formas con sufijo. (b) Un uso semítico de este plural es el referente a los monarcas o miembros de la élite social, pero esta forma no se arraigó en el hebreo veterotestamentario. Casos como el de Génesis 1:26, no se entienden en la erudición lingüística moderna como plural mayestático, sino como plural de plenitud. Lo cual estaría en pleno acuerdo con la interpretación tradicional [11].
A la luz de lo anterior, la sugerencia del plural mayestático en Génesis 1:26 es francamente insostenible.
La cuestión del plural de deliberación puede ser aún más complejo porque suele ser más acepada. En su forma más básica, consiste en señalar que Dios se dirige a Sí mismo en un carácter reflexivo. En forma equivalente, en el español hay varias formas del plural de deliberación, como por ejemplo, al decir “vamos a esto” o como señaló Hasel, el uso popular de “Veamos” [12]. Sin embargo, esta interpretación también tiene ciertos problemas que parecen debilitarla.
Primero, el caso comparativo para el plural de deliberación en Génesis 1:26 es dudoso. El uso dado de este plural en 2 Samuel 24:14, Salmos 1:11, Isaías 6:8, Génesis 3:22, etc. Sin embargo, como ya señalaba Hasel, la primera categoría de pasajes (2 Sam. 24:14; Salmo 24:14; Salmo 1:11) no es un caso fuerte porque en ninguno de ellos se tiene a Dios como sujeto. Y la segunda categoría (Is. 6:8; Gn. 3:22) están en el mismo problema que Génesis 1:26, por lo que tampoco puede usarse como caso comparativo [13].
Segundo, Eslinger comenta: “el llamado plural de deliberación exige una explicación de la inutilidad gramatical de una forma cohortiva singular; seguramente los plurales implican algo más que simple volición” [14]. Esto, por supuesto, le da poco rango explicativo al uso deliberativo del plural en Gn. 1:26.
Tercero, el uso plural no convencional no es un uso confinado para formas verbales, que es todo lo que la etiqueta gramatical puede cubrir; se extiende a pronombres (1:26; 3:22) [15].
Otros posibles señalamientos sobre este verso, pueden surgir en la forma del sujeto, es decir, de lo que en sí significa “hagamos” y “elohim”.
El hebreo para hagamos es נַֽעֲשֶׂ֥ה, desde la raíz עשׂה. Esto indica que tiene el siguiente carácter morfológico:
1. Qal stem (también llamado paˈʕal): este es el vástago activo hebreo básico
2. Primera persona plural.
3. Conjugación imperfecta: esta es la conjugación futura normal, pero también marca los imperativos, especialmente para los verbos en primera o tercera persona. El prefijo ן (Nun) es el marcador distintivo de los verbos imperfectos.
Entre manos tenemos lo que se conoce como un cohorte plural [16], lo que de hecho, es un uso común para la primera persona del verbo 'עשׂה. Esta lectura se ve reforzado cuando consideramos el sufijo pronominal 'נו-' ( "nuestro") añadido a la palabra 'צלם' ( "imagen"), lo que indica una vez más un sujeto plural (es decir, "que deseamos hacer de la humanidad en nuestra imagen"). En resumen, la traducción de “hagamos” sí refleja un espectro de la naturaleza plural presente en el hebreo.
Se puede decir que al hablar de Elohim como unidad compuesta, incluso asó no habría indicación de la Trinidad en el pasaje. Incluso algunos han señalado que, de ser el caso de una “unidad compuesta”, aún así se debería hablar de la totalidad del sujeto, no una “parte” de Él. Pero esta es, francamente, una objeción patética. Suponiendo el escenario dado de la la unidad funcional/compuesta de Elohim aún no se haría referencia a una interacción comunicativa entre “partes” del Ser de Dios. Más bien se referiría a un diálogo (posiblemente de naturaleza cohortativa [17]) entre Personas. Pero parece obvio que las Personas no son “partes”. Al hablar de “partes” se estaría haciendo referencia a la posibilidad de divisibilidad metafísica en Elohim, algo que ciertamente trasciende a la gramática y morfología para rozar con metafísica.
En última instancia se puede hacer referencia a un juego gramatical donde se predique que, debido a que el sustantivo está precedido por la acción (“dijo”) que está en singular, entonces el “hagamos” debe referirse a otro “Ser” diferenciado del sujeto [18]. Es correcto señalar que, en el hebreo, el adjetivo o el verbo es el que indica si el sustantivo está en singular o plural. Sin embargo, esta interpretación continúa siendo defectuosa porque no comprende la naturaleza del plural “hagamos”, discutido a lo largo de este corto artículo.
Para finalizar, ¿cómo debería entenderse el plural “hagamos”? La respuesta no es fácil. Pero se ve más probable la opción de plural de plenitud, defendido por el citado Hansel [19]. Como bien afirma,
“Una comprensión adecuada de "hagamos" como plural de plenitud no milita contra el monoteísmo del AT. La transición entre el plural en la frase “hagamos” en el v. 26 al singular en la frase “Dios creó” en el v. 27 sigue siendo armoniosa porque la pluralidad de “personas” dentro del Ser divino los mantiene a todos dentro de rango divino y mantiene el énfasis en la creación a través de la única Deidad”. [20]
De esta manera, podemos concluir que, en un sentido, Génesis 1:26 sí puede sugerir de forma implícita lo que más adelante, según la plena revelación en Jesucristo, se conocerá como Trinidad. En Cristo, Bendiciones.
Referencias y Notas.
[1] Hasel, Gerhard F. “The Meaning of “Let Us” in Gn 1: 26.” Andrews University Seminary Studies (AUSS) 13, no. 1 (1975): 6.
[2] G. F . Armstrong, Die Genesis in der alten Kirche (Gottingen, 1962), p. 39.
[3] Ibid., 69
[4] Hasel, G. (1975). “The Meaning of “Let Us” in Gn 1: 26. Andrews University Seminary Studies (AUSS), 13(1), 1.
[5] Véase a H. Hunker, P. Heinisch, M. Heiser, Gabler, H. Gunkel, J. Hempel, G. W. Ahlstrom, G. Von Rad, etc.
[6] Commentary on Genesis (tr. John King, edición electrónica, Christian Classics Ethereal Library).
[7] Como solución a este texto, Calvino dice: “El significado será más simple si así se resuelve, 'Después de esto, Adán será tan parecido a Mí, que nos convertiremos en compañeros los unos de los otros'”. Debe aclararse que no estoy acusando a Calvino de politeísmo implícito. Más bien, parece que su roce con este tipo de ontología fue no-consciente y, me atrevo a decir, no gustosa.
[8] Joüon y Muraoka 1991:501–502; Waltke y O’Connor 1990:123.
[9] Para una explicación más técnica y detallada puede ver: GKC 398; Hasel 1975:58–66; Westermann 1981:144–145
[10] Waltke y O’Connor 1990:122–123, §7.4.3a–d; Joüon y Muraoka 2006:469–470, §136d–e.
[11] Joüon y Muraoka 2006:347, §114e, n. 7, 469, §136d, n. 3.
[12] Hasel, G. (1975). “The Meaning of “Let Us” in Gn 1: 26. Andrews University Seminary Studies (AUSS), 13(1), 64.
[13] Ibid., 64
[14] Eslinger, L. (2006). The enigmatic plurals like “one of us” (Genesis I. 26, III. 22, y XI. 7) in hyperchronic perspective. Vetus Testamentum, 56 (2), 171–184
[15] Ibid.
[16] Los idiomas suelen mostrar la modalidad de los verbos según el “estado de ánimo” en el que estén, ya sea subjuntivo, indicativo, condicional, etc. Un cohorte plural expresa voluntad, deseo o intenciones (en claro contraste con el imperativo).
[17] Véase la explicación anterior del modo cohortativo.
[18] Este tipo de explicaciones son comúnmente ofrecidas por aquellos que optan por una cristología de matices arrianos.
[19] Para un estudio comparativo de las principales interpretaciones del plural en Gn. 1:26 léase Hasel, Gerhard F. “The Meaning of “Let Us” in Gn 1: 26.” Andrews University Seminary Studies (AUSS) 13, no. 1 (1975).
[20] Ibid.
Bibliografía
GKC = Kautzsch, Emil (ed.). 1910. Gesenius’ Hebrew gramar. Trans. by Arthur E. Cowley. Oxford: Clarendon
Joüon, Paul y Takamitsu Muraoka. 1991. A grammar of Biblical Hebrew. Rome: Pontifical Biblical Institute Press.
Van der Merwe, Christo H. J., Jackie A. Naudé, y Jan H. Kroeze. 2002. A Biblical Hebrew reference gramar. London: Sheffield Academic.
Waltke, Bruce K. y Michael O’Connor. 1990. An introduction to Biblical Hebrew syntax. Winona Lake, Indiana: Eisenbrauns.
Westermann, Claus. 1981. Genesis, vol. 1. Neukirchener Vluyn: Neukirchener.
Williams, Ronald J. and John C. Beckman. 2007. Williams’ Hebrew syntax, 3rd ed. Toronto: University of Toronto Press.
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