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Foto del escritorJesid A. Díaz

Filosofía católica y Epistemología Reformada: ¿Enemigos?

Lo sé, lo sé. El título puede sonar extraño. Igualmente me sorprendí cuando escuché por primera vez que hay una posible tensión entre la Epistemología Reformada desarrollada por Wolterstoff y Plantinga con algunas ideas tradicionales de la filosofía católica.


Linda Zagzebski, una prominente filósofa católica, editó un conjunto de respuestas católicas a la Epistemología Reformada titulado Rational faith: Catholic Responses to Reformed Epistemology (1993). En dicho libro, se presentan algunos puntos de vista principalmente evidencialistas (como John Greco y Hugo Meynell), hasta un rechazo de ambas perspectivas (James Ross). De igual manera, algunos buscan un punto de reconciliación (Quinn y Zeis).


¿Cuál es la raíz de la diferencia entre estos filósofos católicos y los epistemólogos reformados? Principalmente algunos de los desacuerdos teológicos de la Reforma, como los efectos noéticos de la Caída en la razón humana. Zagzebski dice:


"Aunque ambas tradiciones coinciden en que las facultades humanas naturales han sufrido daños como resultado del pecado original, la teología católica ha sostenido comúnmente que la voluntad sufrió más que el intelecto, y que nuestros poderes de razonamiento aún pueden esperar lograr mucho que señale el camino hacia la creencia cristiana. La filosofía católica también tiene una larga tradición de derecho natural, lo que implica que nuestra razón es una potente fuente de conocimiento sobre asuntos morales. La extensión a las cuestiones metafísicas es relativamente fácil. La idea es que tanto el conocimiento moral como el metafísico tienen fundamentos importantes en el conocimiento de la naturaleza humana, y el conocimiento de la naturaleza humana está al alcance de la razón humana ordinaria" [1].

Por su lado, Dewey J. Hoitenga, Jr. señala otras dos posibles razones para la tensión. Primero, dice Hoitenga, los filósofos católicos y reformados escriben desde tradiciones filosóficas profundamente opuestas. Calvino es filosóficamente un agustino, y por lo tanto un Platónico, mientras que Aquino es un aristotélico. Así dicho, los pensadores reformados están influenciados por el "Iluminismo divino", un acercamiento no preferencial al conocimiento de Dios, mientras que los pensadores católicos están influenciados por el amplio empirismo de Aquino, en las que no hay nada en el intelecto que no sea primero en la sentidos. Hoitenga rastrea que este pedigrí filosófico tomista implica que nuestro conocimiento [natural] de Dios se construye a partir de nuestro conocimiento del mundo (que sería la metodología tomada en sus Cinco Vías).


El segundo motivo que sugiere Hoitenga es el de la ambigüedad de la frase "creencia en Dios". ¿Se debe entender como la creencia que Dios existe, o como sinónimo de fe? Hoitenga dice:


La segunda dificultad surge de la grave ambigüedad de la frase creencia en Dios (así como de las creencias teístas, las creencias religiosas), que rara vez se menciona. En cierto sentido, la creencia en Dios significa la creencia de que Dios existe ("teísmo fino", lo llama Ross); aquí la cuestión es si esta creencia puede ser propiamente básica o requiere, por su racionalidad, el apoyo probatorio de la teología natural. En el otro sentido, la creencia en Dios es un sinónimo de fe. En este sentido, un creyente (en la forma en que se utiliza típicamente ese término) se refiere a alguien que tiene la virtud específica identificada como fe cristiana. En este sentido, la creencia en Dios es la confianza en Dios, confianza basada en aquellas creencias sobre Dios que se revelan exclusivamente en la Biblia. Esas creencias no son creencias teístas naturales y ampliamente compartidas; sólo son aceptadas por quienes confían en Dios al revelarse a sí mismo, su amor y su propósito redentor para la humanidad. El título de este libro, Rational Faith, sugiere que sus autores se refieren al último sentido de la creencia, no al primero. Lo que en realidad sucede, por supuesto, es que abordan ambos; pero no prestan suficiente atención a las implicaciones epistemológicas de la diferencia. Sin embargo, hay una tesis implícita y doble que comparten la mayoría de los autores: en primer lugar, la racionalidad de la fe cristiana depende de la racionalidad de la creencia de que Dios existe; en segundo lugar, la racionalidad de la creencia de que Dios existe depende de la teología natural. De ahí que la cuestión central y última siga siendo la que Alvin Plantinga planteó en su famoso documento entregado en 1980 a la Asociación Católica Americana titulado "The Reformed Objection to Natural Theology" (1980). Se podría desear que los presentes autores hubieran abordado esa objeción separadamente de la cuestión de la racionalidad de mantener creencias específicamente reveladas" [2].

Una discusión detallada de estas diferencias, y del por qué creo que la Epistemología Reformada sigue siendo preferible, trasciende el propósito de este artículo. Sin embargo, solo ofreceré dos pensamientos.


Primero, un protestante puede aferrarse a sus motivaciones teológicas preconcebidas para hacer filosofía cristiana, así como un católico puede hacer lo mismo con la teología de Roma. La motivación tras la concepción de los efectos noéticos del pecado particularmente reformada viene desde la Depravación Total, doctrina que se puede rastrear (o extraer) de numerosos pasajes bíblicos (i.e., Jer 17: 9; cf. Génesis 6: 5; Mateo 19:17; Lucas 11:13; Efesios 2: 1-3; Colosenses 2:13; Rom 6: 17-20; Rom 3: 10-12; Ef 4: 17-22; cf. Rom 1: 18-32; Rom 8: 7-8). Uno pensaría que si bien la muerte espiritual no es idéntica a la muerte física, al menos el razonamiento sigue significativamente bajo los efectos del pecado.


Segundo, me gustaría sugerir que las diferencias no son absolutas y que existe la posibilidad de "reconciliación" para una versión consistente con la filosofía católica de la Epistemología Reformada. Al fin y al cabo, el modelo de Plantinga está basado en un filósofo católico y un teólogo protestante (Aquino y Calvino). En su modelo, la razón está radicalmente entenebrecida, pero los actos redentores de Dios abarcan nuestra razón de dos formas: Mediante las Escrituras y a través de la obra del Espíritu Santo al implantar la fe en nosotros. ¿Los filósofos católicos no aceptarían esto, aunque sea añadiendo otra cláusula (quizás la autoridad del Magisterio o la Tradición)?




Con esperanza,


J.





Referencias:


[1] Linda Zagzebski, introducción a la Rational faith: catholic responses to reformed epistemology, ed. Linda Zagzebski, Biblioteca de Filosofía Religiosa 10 (Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 1993), 3–4.


[2] Hoitenga, Jr., Dewey J. (1995) "Zagzebski, RATIONAL FAITH: CATHOLIC RESPONSES TO REFORMED EPISTEMOLOGY," Faith and Philosophy: Journal of the Society of Christian Philosophers: Vol. 12 : Iss. 2 , Article 10, p. 3. Available at: https://place.asburyseminary.edu/faithandphilosophy/vol12/iss2/10

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